
Luego de que Israel concluyera el 18 de enero con la ofensiva militar que dejó más de 1.300 palestinos muertos, unos 170 cohetes palestinos cayeron sobre suelo israelí, a pesar del cese del fuego acordado por ambas partes. La mayoría de esos ataques fueron reivindicados por un grupo islamista disidente denominado Brigadas de Hizbolá en Palestina. Detrás de esa organización, aseguró ayer Hamás, hay varias facciones que intentan perjudicar las negociaciones para una reconciliación intrapalestina.
Desde hace varios días catorce facciones palestinas negocian con pocos progresos en El Cairo la formación de un gobierno de unidad para los territorios de Cisjordania, gobernado por el partido moderado Al Fatah de Mohammed Abbás, que fuera expulsado de Gaza por Hamás en 2007.
Fawzi Barhoum, vocero de Hamás, declaró que las facciones palestinas están luchando por conciliar sus diferencias acerca de las conversaciones de paz con Israel. Entretanto, el gobierno egipcio, que actúa de mediador entre los sectores más radicales y Al Fatah, ha declarado repetidamente que todo gobierno palestino debe aceptar los acuerdos previos de paz con Israel. Para Hamás, eso significaría reconocer el derecho a la existencia del Estado judío, algo que la organización islamista rechaza. “Nosotros no participamos en esos acuerdos –señaló Barhoum– y por ende nadie debería pedirnos que los ratifiquemos.”
Egipto dio plazo hasta el sábado para que las facciones lleguen a un entendimiento, que sería firmado a fines de marzo. Conducidas por el poderoso jefe de la inteligencia egipcia, Omar Suleiman, las tratativas están divididas en cinco mesas dedicadas a la creación de un gobierno de unidad nacional, la convocatoria a elecciones, la reconciliación nacional, la reestructuración de la Organización para la Liberación de Palestina para que incluya a Hamás y la reforma de las fuerzas de seguridad. Según la agencia de noticias egipcia Mena, otro de los mayores escollos en las negociaciones es la falta de acuerdo entre las facciones para poner fecha a las elecciones presidenciales y legislativas para los territorios palestinos.
Palos y cárcel para la larga marcha de la oposición paquistaní
El arresto de 60 manifestantes en la ciudad sureña de Karachi, feudo del oficialista Partido Popular (PPP), no logró impedir el inicio de la marcha opositora contra el “caduco” gobierno de Asif Alí Zadari, viudo de la ex premier asesinada Benazir Bhutto. Aunque las autoridades prohibieron la protesta, los organizadores prometieron que el lunes llegarán a Islamabad. Allí exigirán “indefinidamente” frente al Parlamento la reincorporación de los jueces destituidos en noviembre de 2007 por el entonces presidente Pervez Musharraf durante el estado de excepción impuesto siete meses antes de su renuncia forzada. El PPP se había comprometido a ello con el ex premier Nawaz Sharif, derrocado por Musharraf en 1999, y principal socio gubernamental hasta el mes pasado, cuando fue inhabilitado para ocupar cargos públicos por estar acusado de corrupción.
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